Dehryl's blog

Te equivocaste al entrar... pero ya que, pásale...

Dehryl dice...

El título no se refiere prescisamente a la inteligencia, sino que literalmente los jíbaros tenían ciertos rituales para reducirlas, encontré el artículo hace como 5 años en unas revistas llenas de polilla y mugre variada ya que es de 1993, aunque al buscarlo en internet también lo hallé (exactamente igual). Mi cabeza llegó a que...


1.- El autor de internet es el mismo que el de mi libro de preguntas y respuestas de muy interesante....


2.- También lo tomó prestado del libro de preguntas y respuestas de muy interesante.

en fin...aquí les va el dato.


¿CÓMO REDUCÍAN LAS CABEZAS LOS JÍBAROS?

Los jíbaros, unos indios que habitan al norte del río Marañón, en el altiplano ecuatoriano, tenían (o quizá tienen) la costumbre de reducir al tamaño de una mandarina las cabezas de los enemigos muertos en combate.
Esto era básicamente para demostrar que habían matado a alguien, y no sólo hacer que se confiara en su palabra, llevaban la cabeza como prueba. Pero el proceso de reducción es el siguiente...


Primero cortaban la cabeza del adversario, luego con un cuchillo se hace un corte desde la nuca hasta el cuello, se tira (jala) la piel y se desprende del cráneo, desechando cerebro, ojos y demás partes blandas.


En una ceremonia, dirigida por el hechicero de la tribu, la cabeza reducida o tsantsa pasaba a ser un trofeo, un fetiche de buena suerte para el guerrero.
Según cuenta la leyenda, todo aquel que tiene una tsantsa adquiere poderes sobrenaturales, y está a salvo de los espíritus malignos.


El proceso completo de la reducción aún es un misterio para la ciencia pero se saben algunos datos.
Después de haber pelado la cabeza recién degollada, los indios la introducían en agua hirviendo condimentada con extraños brebajes, se dice que pueden ser jugo de liana y otros compuestos para evitar que se les caiga el pelo se mantiene aproximadamente 15 minutos dentro. Tras la cocción era cubierta con una mezcla de tierras y rodeada con piedras calientes.


Pasado un tiempo, la desenterraban y aparecía una versión reducida de la faz del guerrero del tamaño de un puño, sin alterarse su fisonomía. Luego se cosía por la parte trasera, la dejaban al sol y en ocasiones la teñían de negro.


Parece ser, que el secreto de esta práctica estaba en la composición de las pócimas que los chamanes jíbaros guardaron celosamente hasta que hoy casi se han perdido. Lástima!!

1 freaks que comentan:

guth

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A continuación sus ladridos...

Finísimas personas :P

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